Cómo pagar el talento con un salario emocional
- junio 11, 2019
Atraer talento no es solo cuestión de dinero. Requiere ofrecer lo que las personas buscan a cambio de su potencial. ¿Qué interesa a los jóvenes talentosos del siglo XXI? Tiempo, flexibilidad, participación… todo aquello que aporte calidad y futuro a su vida profesional. Es decir, un salario emocional.
Las nuevas generaciones valoran otro tipo de compensaciones laborales que las generaciones anteriores, además del incentivo económico. Han visto el exceso de trabajo en sus mayores y no creen que valga la pena vivir para trabajar. Son además muy conscientes del valor que aportan gracias a su experiencia digital y su alto nivel técnico. Por ello, aspiran a compaginar cómodamente su trabajo con su vida personal y familiar. Además de un futuro en la empresa y un buen ambiente a la hora de trabajar.
Nueva escala de valores
Los espacios de networking conocen bien estas necesidades y se han aplicado a fondo en atraer a los jóvenes emprendedores, autónomos y pequeñas empresas. Utilizan para ello espacios diáfanos, atractivos y cómodos. Una zona para bicicletas o patinetes, una cocina que sea centro de reunión, salas de reuniones internas o con clientes y alguna más informal para relajarse. Organizan desayunos, eventos patrocinados, charlas y conferencias impartidas por algún coworker o por un externo e incluso fiestas y salidas externas de fin de semana. Tienen claro que los contactos sociales y la diversión son tan importantes como el silencio y el respeto a la hora de trabajar.
Las empresas han de ser igual de atractivas. Cuentan con una gran capacidad de construir el futuro y deben demostrar que es lo que quieren, contando con el talento de todo su personal. Este ya no aspira a realizar un trabajo, sino a participar en la evolución corporativa y en general, de la sociedad.
El talento quiere capacidad de desarrollo, reconocimiento, autonomía, espacio de experimentación y un apoyo positivo por parte de la empresa. Sus aportaciones han de poder fluir por los diversos departamentos y equipos, contar con el apoyo directivo y convertirse en realidades.
La empresa quiere obtener el máximo rendimiento de ese talento, y para ello ha de mantenerlo motivado a lo largo del tiempo. Todas aquellas compañías que han sabido situarse a la altura de estas nuevas demandas, son hoy las empresas preferidas para trabajar por las nuevas generaciones y un ejemplo de lo que hay que hacer para sumarse a ellas.
Qué paga un salario emocional
Retribuir convenientemente estas nuevas demandas es lo que hace el conocido como “salario emocional”. En la negociación salarial se pacta la retribución económica, pero también el tipo de horario y de tiempo dedicado a la empresa, la posibilidad de trabajar a distancia, vacaciones por objetivos, oportunidades de desarrollo, apoyo emocional o profesional por un coach, etc.
El empleado va a valorar también un espacio moderno de trabajo, un ambiente informal, opciones deportivas, lúdicas o de descanso. Y otras como guardería, cocina saludable, seguro de salud, llevar el perro al trabajo, actividades de equipo, planes de jubilación, etc. Más intangibles como diversidad entre los empleados, una presencia femenina normalizada, una cultura del agradecimiento y valoración por el trabajo bien hecho…Las prestaciones más valoradas en un salario emocional son la autonomía a la hora de trabajar, flexibilidad horaria, la continua capacitación profesional, una vida saludable en la empresa, un espacio laboral al día, descuentos de empleado y una buena valoración del trabajo realizado.
Fomentar el trabajo en equipo y una imagen corporativa atractiva para la sociedad son también dos grandes motivaciones: los buenos trabajadores necesitan creer en lo que hacen. También, proponer iniciativas y participar en la toma de decisiones. Y, en general, trabajar a gusto de forma productiva.
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